El lago Eyasi es un lugar cálido y seco de belleza única. Se sitúa a unos 1000m de altitud, entre la escarpa de Eyasi al norte de Tanzania, y los montes Kider al sur. En esta zona, además de la población del lugar, viven dos antiguas tribus del lago Eyasi: los Hadzabe, la última tribu bosquimana, y los Datoga.
El encuentro con los Hadzabe produce de inmediato la sensación de haber retrocedido a los orígenes del hombre. De hecho, esta tribu ha habitado estos parajes durante casi 10 000 años y, genéticamente, constituye uno de los linajes más antiguos de la humanidad. En la actualidad, mantiene su forma de vida estable, basada en la caza y la recolección de productos silvestres de la tierra, así como el trueque.
Esta población, de piel muy oscura y rostros redondos y expresivos, habla una lengua caracterizada por unos chasquidos únicos. En Tanzania, los Hadzabe se sienten orgullosos de vivir libres en plena naturaleza, aunque sumidos en la más absoluta pobreza. No suelen transigir con el gobierno, que busca «ayudarles» a integrarse en la sociedad, ofreciéndoles educación y un techo bajo el que vivir.
La población de una de las dos tribus del lago Eyasi consta de casi 1000 individuos, divididos en grupos de aproximadamente 30 personas. Los distintos grupos suelen ser nómadas. Se desplazan por un territorio que, con el tiempo, se ha reducido drásticamente debido a la explotación de la tierra para la agricultura. Se asientan en un lugar, construyen algunas chozas o utilizan pequeñas cuevas para refugiarse.
Durante la temporada de lluvias recurren a refugiarse en los árboles baobab, donde encuentran cobijo. Durante la estación seca prefieren dormir completamente al aire libre, sobre la hierba. Cada día, cuando amanece, los hombres jóvenes de la tribu bosquimana salen en busca de animales. Practican la caza con arcos y flechas fabricados por ellos mismos.
Mientras tanto, las mujeres van en busca de agua y de raíces y hierbas silvestres para recolectar, llegando a recorrer incluso kilómetros y dedicándole varias horas. Cuando regresan, se reúnen alrededor del fuego y se alimentan de lo que han conseguido.
Se visten principalmente con pieles de animales y siguen el curso de la naturaleza, lavándose con agua de lluvia y curándose con las hierbas. Cuando la comida o el agua de la zona en la que se han asentado comienza a escasear, la tribu se desplaza a otros lugares. Asì permite que la flora y la fauna recuperen su equilibrio.
Nada más llegar hasta los Hadzabe, os darán la bienvenida el jefe de la tribu y los miembros más veteranos. Vivirás momentos inolvidables junto a ellos, experimentando sus costumbres y tradiciones, sus danzas, el arte del tiro con arco. Si lo deseas, podrás acompañar a los hombres en la caza o a las mujeres en la recolección. Las visitas de turistas que deciden viajar a Tanzania y la venta de algunas piezas sencillas de joyería, son su única fuente de sustento.
Los Datoga son una población procedente del sur de Sudán y el oeste de Etiopía que vive del pastoreo y, a veces, también de la agricultura. Los hombres, excelentes herreros, funden hierro reciclado para fabricar las puntas de las flechas y las lanzas, que después venden a sus vecinos cazadores, los Hadzabe. Fabrican y venden pulseras de diversas formas que ofrecen a los turistas durante sus visitas a las orillas del lago Eyasi.
Al llegar, os recibirá el jefe de la familia, que os presentará a su mujer y a sus hijos. Las mujeres son muy diestras en el manejo de pieles de vacuno para confeccionar vestidos, los cuales posteriormente decoran con abalorios. A diferencia de los Hadzabe, son más sedentarios y sus viviendas, más grandes y resistentes, están construidas con barro y ramas.
Más discretos que los Hadzabe, pero muy amables, os recibirán en su casa. Allì participaréis en el ritual de la molienda de maíz sobre una piedra para obtener harina, entre cantos y palmas. Después, podréis observar su destreza en cómo realizan el trabajo del hierro.
Explorar lugares alejados de las rutas turísticas te permite descubrir la belleza única de estos lugares. También te conecta con realidades vírgenes y primitivas que rechazan el desarrollo moderno. Esta experiencia, verdaderamente única y fascinante, te acompañará para siempre.