Pueblo masái: descubriendo la tribu de África oriental

Pueblo masái

El pueblo masái se mueve libremente por la sabana de país en país, desplazándose de un lugar a otro sin tener en cuenta las normas aduaneras o las fronteras estatales. Durante muchos siglos, la tribu masái, a diferencia de los Kikuyu, los Luo y las demás tribus, ha sido capaz de mantener antiguas tradiciones y un estilo de vida indígena que todavía hoy sigue existiendo.

Sin embargo, el impacto de la civilización ha provocado que en África escaseen las tribus que preservan su cultura, identidad y formas de vida antiguas. Una de esas pocas tribus es el pueblo masái, a veces escrito «maasai», que a día de hoy sigue siendo una tribu primitiva de guerreros que viven principalmente en las zonas dominadas por la enorme montaña del Kilimanjaro.

¿Quiénes son los masáis?

Los masáis, o maasai, son un pueblo nilótico, es decir, un grupo étnico de África oriental que habla lenguas nilóticas, que son aquellas que derivan de las nilo-saharianas, y que vive en las tierras altas situadas entre Kenia y Tanzania. Este pueblo, considerado nómada o seminómada, está compuesto por pastores trashumantes, lo que significa que se desplazan junto a sus rebaños.

Sin embargo, actualmente es común encontrar a miembros de esta tribu que han adoptado un estilo de vida más sedentario, especialmente en las zonas de Kenia. La transición, tanto en el pastoreo como en la agricultura, es una característica típica de la vida de numerosas tribus indígenas, como los Arusha, de la que toma su nombre el Parque Nacional de Arusha.

La lengua hablada por esta tribu es conocida como «maa», lo que da nombre a su grupo étnico: maasai. Aunque se estima que aproximadamente 100 000 personas forman parte de esta tribu, no hay una cifra exacta, ya que no se realizan censos. Este pueblo se organiza en 12 clanes diferentes, cuyos nombres son Keekonyokie, Damat, Purko, Wuasinkishu, Siria, Laitayiok, Loitai, Kisonko, Matapato, Dalalekutuk, Loodokolani y Kaputiei, pero existen otros clasificados como subclanes o clanes menores.

Historia del pueblo masái

Estas tribus cuentan que su historia tuvo origen en el primer masái de todos, el Mamasinta, quien, ascendiendo por un barranco, dio origen a su pueblo. Los investigadores creen que este barranco puede hacer referencia al empinado terreno escarpado cerca del Lago Turkana, en el Valle del Nilo, en la parte septentrional de Kenia.

La hipótesis de que este pueblo tiene su origen en Egipto, más o menos en algún lugar entre las tierras de Sudán y Eritrea, se ve respaldada por el hecho de que, al igual que las poblaciones típicas de las regiones del norte de África, las mujeres masáis se rasuran la cabeza por completo y se extraen los dos dientes delanteros inferiores.

Hace años, el pueblo masái poseía terrenos en el valle del Serengueti. En el siglo XIX y a principios del XX, fueron capaces de sobrevivir y de demostrar a los europeos, especialmente a los ingleses y a los colonos alemanes, que tenían derechos legítimos sobre la tierra heredada por sus antepasados.

Lamentablemente, no pudieron resistir el ataque de la civilización hacia finales del siglo XX. En los últimos 30 años, a los masáis les han arrebatado gran parte de sus tierras, que se has visto aún más reducidas por la creación de parques nacionales, como el del Lago Manyara, Ngorongoro y Tarangire.

De hecho, los turistas que viajan a Tanzania o a Kenia para hacer un safari quieren ver animales salvajes, como los leones africanos o los kudús, y no a los masáis desalojados.

La sabana comenzó a llenarse de campings, bungalows y hoteles y rápidamente el pueblo Masai se dieron cuenta de que los leones, los antílopes y las gacelas eran mucho más importantes que ellos para los turistas. Sin medios para subsistir, muchos de ellos se ven obligados a participar en actividades de caza furtiva en la actualidad. En cambio, durante nuestras diferentes rutas de safari, también podrás visitar el poblado masái boma para entrar en contacto con esta tribu y vivir una experiencia inolvidable.

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Su cultura

La tribu masái vive de lo que obtiene de la cría de ganado vacuno y otros animales. De hecho, son casi exclusivamente pastores. Su vínculo con los animales y su naturaleza de pastores se refleja en su cultura, que se centra en el cuidado del ganado.

La estructura de esta comunidad es de tipo patriarcal, donde los ancianos ostentan el verdadero poder, teniendo prácticamente una autoridad absoluta en la toma de decisiones sobre los asuntos de su clan. El sistema judicial de esta tribu está regulado por leyes y tradiciones que se transmiten de forma oral. Cuando dos partes en disputa tienen dudas sobre las leyes, un consejo de ancianos interviene para resolver la situación.

Las penas son de varios tipos, aunque no existe la pena de muerte y rara vez se aplican castigos severos, los cuales solo se reservan para casos de asesinato y falta de respeto hacia los ancianos. La mayoría de las veces, una multa y unas disculpas son suficientes.

Esta población se basa principalmente en un sistema de rituales, aplicado tanto a los hombres como a las mujeres. A través de rituales de iniciación, los ancianos deciden las funciones de los iniciados y marcan todas las transiciones de edad, que son: iniciado, moran (guerrero), joven anciano y anciano.

Las casas masái y sus aldeas

Las casas masái son siempre un lugar de residencia temporal. Cada 3 o 4 años, cuando los pastos se agotan, la tribu se desplaza a otro lugar y construyen un nuevo poblado. Originalmente, las casas se hacían para durar poco tiempo, ya que era una tribu nómada. Sin embargo, ahora que han tomado la costumbre de permanecer durante más tiempo en el mismo lugar, han comenzado a construir casas más resistentes, como se puede ver en la imagen a continuación.

Estas tribus construyen pequeños poblados en los campos para albergar a las familias (entre cinco y siete) y sus animales. Un poblado masái está formado por un conjunto de chozas muy bajas que se construyen con pequeñas ramas y maleza, sostenidas por una estructura de ramas robustas.

Después, se cubren con estiércol, arcilla, barro y excrementos secos de animales. Todo el terreno está rodeado por un recinto (Kraal) de espinas y arbustos espinosos para mantener alejados a los leones, los leopardos y otros animales salvajes. Las chozas no tienen ventanas, sino una chimenea colocada en el centro o cerca de la zona de descanso. Las camas, situadas en el suelo de barro duro, se cubren con pieles de animales.

Mientras que los hombres se ocupan de los animales, las mujeres se encargan de construir la casa de la familia y, al no tener animales que puedan ayudarlas, deben llevar a hombros todo el material que necesitan para trabajar.

Tradicionalmente, la dieta básica del pueblo masái se compone de leche de vaca, pero cuando escasean las vacas lecheras en el país, los guerreros tienden a mezclar la sangre de un animal con su leche.

A veces beben la sangre pura que extraen de una vena, haciendo normalmente una incisión en el cuello del animal y utilizando una calabaza como recipiente para recogerla. Según sus creencias, esto proporciona gran fuerza a los guerreros. Rara vez comen carne, ya que su ganado se considera demasiado valioso para ser sacrificado.

Matrimonio y organización social

Siempre que se celebra una boda en la tribu, por tradición, esta regala colectivamente a la pareja una vaca. Después de la boda, el marido puede dejar que la mujer se ocupe de algunas vacas de su rebaño, aunque estas siguen perteneciéndole a él.

En general, son los niños los que cuidan de los pequeños animales. A partir de los 3 años, aun siendo muy pequeños, se encargan del ganado y el rebaño en las tierras de pastoreo cercanas. Cuando alcanzan la edad de 7 y 8 años, se perforan los lóbulos de las orejas con una herramienta fabricada con cuernos de vaca.

El orificio se agranda poco a poco con trozos de madera finos y, pasado el tiempo, el orificio se agranda significativamente. Este proceso no solo se logra con madera, sino también con el uso de adornos pesados, provocando que el lóbulo se estire hasta llegar al hombro. Cuanto mayor es el agujero del lóbulo de la oreja, más se respeta a esa persona y más bella se le considera.

El número de mujeres que un masái puede tener depende del tamaño de su rebaño. Las mujeres deben estar en forma y tener la suficiente fuerza para hacerse cargo de todos los animales y de los niños. Además, están obligadas a transportar el agua y la leña para el fuego.

Las mujeres son consideradas mucho menos importantes que sus maridos, quienes son, en primer lugar, soldados, incluso en épocas de paz. Los hombres suelen hacer muy poco trabajo físico, ya que prefieren pasar el tiempo conversando con otros guerreros de la sabana.

Usos y costumbres del pueblo masái

La relación de la tribu se basa en una estricta serie de normas. La propia tribu está formada por diferentes grupos de hombres, todos aproximadamente de la misma edad. El evento más importante para estos jóvenes es la ceremonia de dedicación y la circuncisión.

Tras la circuncisión, los jóvenes guerreros del pueblo masái dejan sus casas, armados con lanzas, palos y espadas para vivir su vida en las llanuras, donde podrán cuidar del ganado. El guerrero que consigue matar a un león recibe la más alta distinción y, por lo tanto, tiene el derecho de llevar una especie de diadema en la cabeza hecha de la melena de un león durante las ceremonias rituales.

Después del rito de iniciación, los hombres se convierten en hermanos y forman una comunidad muy cercana. Los miembros de la comunidad deben superar una serie de pruebas para avanzar en la jerarquía de la tribu y cada una de ellas puede llevar hasta 15 años para completarse.

Tienen una especie de clasificación que empieza con un joven guerrero, luego un guerrero de alto nivel, un guerrero viejo, un maestro guerrero y, por último, los ancianos. Antiguamente, un joven de la tribu no podía considerarse un hombre hasta que no matara a un león con su lanza.

Una característica importante de la tribu son los adornos que llevan puestos. Los hombres y las mujeres masáis pasan mucho tiempo decorando sus cuerpos. Las mujeres llevan el pelo corto y prefieren las joyas preciosas: collares largos, pendientes, plata, diademas y pulseras. En cambio, los hombres soldados llevan el pelo largo.

El pueblo masái ha coexistido con la naturaleza durante miles de años, pero ahora ha comenzado a destruirla de forma frenética. Su ganado ya no puede mantenerlos y venden elefantes y cuernos de rinoceronte en el mercado negro, llevando a estos últimos al borde de la extinción y reduciendo drásticamente el número de elefantes.

Actualmente, en Kenia y Tanzania, al masái se les contrata como guardias de seguridad y trabajan en hoteles de lujo. Muchos trabajan para entretener a los visitantes con bailes tradicionales en hoteles y teatros.

Cada vez es más común ver a más personas vestidas con trajes rojos repletos de escudos y lanzas haciendo guardia en el perímetro de muchos hoteles de lujo que han surgido en los últimos años.

Solo en los lugares más recónditos de la sabana aún se puede encontrar a personas cuya vida transcurre en su forma original, siguiendo las antiguas formas de vida de una tribu antaño formidable y muy conocida en África oriental.

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